dilluns, 21 de febrer del 2011

Zinexin. Nadie sabe nada de Gatos persas-Diumenge 27 19h

Diumenge dia 27 de febrer: Nadie sabe nada de Gatos persas. Com sempre cinema de qualitat que passa volant pels cinemes propers i que zinexin ens apropa a El Casal de l'Esquerra. Com sempre a les 19 h. i gratis.

Año: 2010
País: Irán
Duración: 106 m.
Dirección: Bahman Ghobadi
Intérpretes: Negar Shaghaghi (Negar) Ashkan Koshanejad (Ashkan) Hamed Behdad (Nader) Hichkas (El mismo) Hamed Seyyed Javadi (Él mismo)
Sinopsis: Dos jóvenes músicos -un hombre y una mujer- que acaban de salir de la cárcel deciden formar un grupo musical. Juntos, exploran el submundo del Teherán contemporáneo en busca de otros intérpretes. Cuando las autoridades les prohíben cantar en Irán, planean escapar de su existencia clandestina y sueñan con actuar en Europa, pero, sin dinero y sin pasaportes, no será fácil...
Ganadora del Premio Especial del Jurado en la Sección "Una cierta mirada" de Cannes 2009, "Nadie sabe nada de gatos persas" refleja una de las realidades menos conocidas de Irán: la persecución de toda música que suene occidental. Su director, Bahman Ghobadi (Las tortugas también vuelan), es un melómano confeso, de ahí que quisiera descubrir el subsuelo clandestino de grupos y público que existe en ciudades como Teherán. Un mundo fascinante que rebosa inquietudes artísticas, pero que constantemente sufre detenciones y palizas por parte de la policía.
El último film de Bahman Ghobadi nos da a conocer un aspecto de la política de su país que los espectadores occidentales siquiera nos habíamos planteado: la llegada al poder en 2003 de Mahmoud Ahmadinejad conllevaba, entre otras cosas, la persecución de cualquier música no religiosa («ghéna»). Las mujeres no pueden cantar, excepto en coros, ya que las emociones que producen sus voces se consideran pecado. En Teherán existe una rica escena musical, pero que es literalmente underground, ya que los intérpretes deben esconderse en sótanos para que nadie les oiga ensayar.
Pero tras todo esto en la película lo que realmente cuenta es el rock. Y el rock es la revolución, la rebeldía. Los jóvenes iraníes huyen de la música más tradicional para buscarse una voz propia en el pop, el rock, el jazz, el punk, el dance-rock, el hip hop, el metal o lo que se tercie. Reflejan la rebeldía juvenil en una ruptura de las reglas sociales más estrictas que uno pueda plantearse.